La noticia me recordó a una de las escenas que más llaman la atención a los alumnos del cómic «Empresa en 1/2 hora»: la del Ford Pinto.
En 1971 Ford lanza el modelo Pinto. Tiene un éxito impresionante en el mercado.
El problema: se detecta un defecto muy grave de diseño en el tanque de combustible.
Ford realiza un análisis coste-beneficio de las opciones:
A) Arreglar el depósito. 11$ por auto= 137 millones$
B) No arreglar los depósitos y asumir las indemnizaciones por muerte, quemaduras, daños… Estimado 49,5 millones $.
El cálculo de B incluía incluso el envío de ramos de flores a los funerales de las víctimas…
Y…Ford se decantó por la opción B.
Lee Iacocca, el CEO de Ford en esos momentos, explicó el caso en su autobiografía:
“sólo en el primer año se vendieron más de cuatrocientas mil unidades. Esto convirtió al [Ford] Pinto en un exitazo enorme, al nivel de los Falcon y los Mustang….[…]…El Pinto tenía dos defectos. El primero, que el depósito de gasolina estaba ubicado detrás del eje, de forma que si se producía un choque fuerte por la parte trasera existía la posibilidad de que el vehículo se incendiara. No era el único coche que presentaba ese fallo. En aquel entonces todos los automóviles pequeños tenían el depósito de gasolina en la misma ubicación. Y, también, todos los utilitarios sufrían de vez en cuando un aparatoso accidente que acababa con el vehículo envuelto en llamas.”
La historia del Ford Pinto se llevó a la gran pantalla en 1991 Class Action (Acción judicial), abordando el tema de la responsabilidad social y el análisis coste-beneficio empresarial.
Ya hemos comentado el éxito de la la producción flexible de Toyota (finales de los años cincuenta), siguiendo las ideas de la búsqueda de la calidad total de Edwards Deming.
Hasta Demings se daba por alto que para ser más productivo era necesario obtener menos calidad.
Él argumentaba que por el contrario, si trabajamos cada vez con más calidad, seremos más productivos.
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Nadie es profeta en su tierra
En EEUU nadie le hizo caso. Al igual que ha sucedido ahora, en épocas de bonanza y expansión no solemos estar abiertos a cambios de mentalidad («si hasta ahora todo nos ha ido bien…¿para qué cambiar?»).
Necesitamos un duro golpe para plantearnos hacer mejor las cosas (es lo bueno de las crisis, «limpian», provocan cambios estructurales).
Un Japón devastado por la II Guerra Mundial fue el terreno propicio para sus ideas. Adoptaron su filosofía de la Calidad Total y pasaron en pocos años de la más absoluta pobreza a ser la segunda potencia económica mundial.
Sí, siempre estamos volviendo a la idea fundamental que estudiamos en el año pasado:
Los recursos son escasos y pueden asignarse a diferentes fines, por lo que debemos administrarlos buscando la mayor eficiencia.
De forma continua la humanidad está reorganizando cómo asigna estos recursos, buscando sus destinos más rentables.
El reto de la economía es gestionar la escasez
Esta semana se ha hablado mucho de los coches eléctricos.
Podemos estudiar la evolución de la empresa moderna, siguiendo la evolución de la industria del motor en el siglo XX :
– El Ford T (1908), como ejemplo de empresa orientada a la producción y a la eficiencia (enfoque de Taylor).
– La diversificación en marcas de la General Motors (Chevrolet, Pontiac, Oldsmobile, Buick y Cadillac) emprendida por Alfred Sloan (1923) para atender las necesidades de los consumidores (enfoque de Drucker).
– La producción flexible de Toyota (finales de los años cincuenta), siguiendo las ideas de la búsqueda de la calidad total de Edwards Deming.
Y ahora estamos ante el siguiente salto estructural, pasar del motor de combustión al motor eléctrico.
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Me ha gustado mucho la información sobre coches eléctricos publicada en el blog Tierra Renovables
«En aproximadamente unos 3 años será factible disponer de un vehículo eléctrico que sólo tarde cinco minutos en cargar su batería en vez de 7 u 8 horas que tardan actualmente.»
Es muy interesante analizar el ranking por beneficios. Si comparamos a Microsoft con Toyota, observamos que aunque la segunda tiene un Ingreso total cuatro veces mayor, sus Beneficios son ligeramente menores.
A lo largo del curso, para realizar comparaciones utilizaremos ratios, que no hacen más que medir la relación entre dos variables.