Tema 4. Estrés, motivación y optimismo

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Estáis inmersos en la vorágine de exámenes de la primera evaluación.

Algunos os agobiáis pensando en que algunos días tenéis dos exámenes…Esperad que llegue mayo, donde coincidirán recuperaciones de las pendientes de primero, con exámenes de la 3º evaluación, con recuperaciones de evaluaciones pendientes…

Teoría: negociación y estrés

Unos tendréis mucho éxito en los exámenes, y otros no tanto. Lo importante es analizar qué ha salido bien y qué ha fallado para hacerlo mejor la próxima vez. Os cito uno de mis capítulos preferidos de Inteligencia Emocional de Daniel Goleman.

EL OPTIMISMO: EL GRAN MOTIVADOR

Los americanos interesados en la natación abrigaban muchas esperanzas en Matt Biondi, un miembro del equipo olímpico de los Estados Unidos en 1988. Algunos periodistas deportivos llegaron a afirmar que era muy probable que Biondi igualara la hazaña realizada por Mark Spitz en 1972 de ganar siete medallas de oro. Pero Biondi terminó en un desalentador tercer puesto en la primera de las pruebas, los 200 metros libres, y en la siguiente carrera, los 100 metros mariposa, fue superado por otro nadador que hizo un esfuerzo extraordinario en el sprint final.

Los comentaristas deportivos llegaron a decir que aquellos fracasos desanimarían a Biondi, pero no habían contado con su reacción, una reacción que le llevó a ganar la medalla de oro en las cinco últimas pruebas. A quien no le sorprendió la respuesta de Biondi fue a Martin Seligman, un psicólogo de la Universidad de Pennsylvania que había estado valorando el grado de optimismo de Biondi aquel mismo año.

En un determinado experimento realizado con Seligman, el entrenador le dijo a Biondi que, en una de sus pruebas favoritas, había realizado un tiempo muy malo cuando lo cierto es que no fue así. Pero a pesar del aparente mal resultado, cuando se le invitó a descansar e intentarlo de nuevo, su marca —realmente muy buena— mejoró más todavía. No obstante, cuando otros miembros del equipo —cuyas puntuaciones en optimismo eran ciertamente bajas—, a quienes también se les dio un tiempo falso, lo intentaron por segunda vez, lo hicieron francamente peor.

El optimismo —al igual que la esperanza— significa tener una fuerte expectativa de que, en general, las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y de las frustraciones. Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, el optimismo es una actitud que impide caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Y al igual que ocurre con su prima hermana, la esperanza, el optimismo —siempre y cuando se trate de un optimismo realista (porque el optimismo ingenuo puede llegar a ser desastroso)— tiene sus beneficios.

Optimismo realista = ilusión + mucho, mucho trabajo y constancia…

La negociación de Repsol

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Hemos estudiado estos días el proceso de negociación:

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La negociación en www.librosdetextogratis.com

Ya habíamos comentado varias veces en clase el conflicto que se desató con la nacionalización en Argentina de Repsol. Finalmente, ambas partes están condenadas a llegar a un acuerdo extrajudicial. Argentina necesita credibilidad para que la inversión extranjera entre el país y a Repsol no le compensa estar años (quizá una década) esperando una resolución.

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La noticia en Expansión

Muy recomendable el artículo que escribió sobre este conflicto Xabier Sala i Martin : No llores por mí Argentina, llora por ti. 

Negociación y naranjas

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Os ha gustado mucho el ejemplo de las hermanas y las naranjas.

Negociación en www.librosdetextogratis.com

La moraleja es clara: para negociar con éxito es necesario conocerse a uno mismo y también a la otra parte. Muchas veces existen soluciones win-win (ambas partes ganan) y no las vemos.

El caso de las naranjas desarrollado en la Guía LUCES de emprendedores

Dos hermanas, ya casadas y con sus respectivas familias, estaban encargadas de efectuar las labores de limpieza de un salón en el cual otras personas habían sostenido una reunión. Al entrar, la hermana menor, notó que ya no había nadie en el salón, y que sobre una de las mesas habían quedado 10 naranjas. Se alegró mucho de verlas, pues sabía que nadie las reclamaría. De manera que empezó a empacar las naranjas en una bolsa que tenía, mientras, se imaginaba el delicioso jugo preparado con estas frutas que se tomaría esa noche en su casa.
Su hermana mayor entró repentinamente al salón y al ver las naranjas, exclamó: «Que bien, nos han dejado 10 hermosas naranjas».
A lo que la menor contestó: «¿Cómo es eso de que nos han dejado? Dirás, me dejaron a mí 10 naranjas».
«Es que te piensas quedar con todas ellas?»- replicó la mayor.
«Por supuesto! Tu bien sabes, que al que madruga Dios le ayuda.- respondió la hermana mayor-; de manera que esta vez me correspondió a mí en suerte quedarme con el regalito que quedó en el salón».
«¿Y no me piensas dar ni una sola naranja?»- le preguntó juguetonamente la hermana mayor.
«Ya te dije que no. En otra ocasión la suerte te favorecerá, como ya lo ha hecho antes»- manifestó la hermana menor.
«A mí esto no me parece justo! -insistió sorprendida la hermana mayor-. ¿Qué tal si hubiera sido yo la primera en entrar a este salón?, ¿Te parecería justo que me hubiera quedado con las 10 naranjas?,¿Te parecería correcto que no te hubiera dado ninguna?»
«Bueno hermana -corrigió la menor-, yo te puedo dar un par de naranjas».
Pero la mayor insistió: «¿Sólo un par? Solo dos naranjitas para la hermana que tanto te ha querido toda la vida. Casi que me das sólo las migajas».
Esta discusión se prolongó por algunos minutos, y finalmente, después de algunos disgustos, la hermana mayor terminó recibiendo 4 de las 10 naranjas que había recogido su hermana menor.
Esta última se llevó sus 6 naranjas a su casa. Con ellas se preparó un delicioso jugo de naranja, y mientras lo compartía con su esposo e hijos, pensó en lo afortunada que había sido al encontrar las 10 naranjas, y sobre todo, al poder quedarse con más de la mitad de ellas.
Esa misma noche, su hermana mayor también llevó sus 4 naranjas a su hogar. Cuidadosamente las peló con un cuchillo, y con las cáscaras de todas ellas preparó un delicioso dulce. Y mientras lo compartía con su esposo e hijas, pensó en lo afortunada que había sido al quedarse con 4 de las naranjas, después de no haber tenido ninguna en sus manos. Terminada la cena, arrojó las pulpas de las cuatro naranjas a la basura, pues ni a ella ni a su familia les gustaba el jugo de naranja. Entonces sirvió a todos un vaso de leche que disfrutaron con el dulce de naranja.
Este ejemplo nos sirve para hacer una distinción clara entre posiciones e intereses. El fundamento básico de los procesos de negociación radica en que centra su atención en los intereses de las partes (motivaciones, aspiraciones, preocupaciones) y no en sus posiciones, poder de coerción o derechos legales.

Tema 4. La negociación

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Como sabéis me gusta viajar por el mundo, pero no como turista con cámara de fotos, prefiero ir a casas de amigos o buscar contactos en los distintos países.

La primera vez que estuve en Cuba…me sorprendió ver la gran cantidad de gente que había en la calle en horas laborables…Cuando le preguntaba a mi amigo Luis Manuel a qué se dedicaba toda esa gente (curiosidad natural de profesor de economía de una sociedad capitalista…), me respondía:

– Negociando, chico, están negociando…

Cubanos en el famoso Malecón de la Habana

En el fondo todos estamos continuamente negociando: en el trabajo, en la familia, con los amigos…

Por ello, es importante conocer los distintos elementos del proceso de negociación y entender cuáles son las necesidades de la otra parte en disputa.

Teoría : Negociación y necesidades de la otra parte

Conocer qué valora cada parte es imprescindible para tener éxito en la negociación

Aquí podeís ver el caso de las hermanas y las naranjas, que tanto os divirtió en clase.

«Dos hermanas, ya casadas y con sus respectivas familias, estaban encargadas de efectuar las labores de limpieza de un salón en el cual otras personas habían sostenido una reunión. Al entrar, la hermana menor, notó que ya no había nadie en el salón, y que sobre una de las mesas habían quedado 10 naranjas. Se alegró mucho de verlas, pues sabía que nadie las reclamaría. De manera que empezó a empacar las naranjas en una bolsa que tenía, mientras, se imaginaba el delicioso jugo preparado con estas frutas que se tomaría esa noche en su casa.»

Tema 4. Estrés, motivación y optimismo

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Estáis inmersos en la vorágine de exámenes de la primera evaluación.

Algunos os agobiais pensando en que algunos días tenéis dos exámenes…Esperad que llegue mayo, donde coincidirán recuperaciones de las pendientes de primero, con exámenes de la 3º evaluación, con recuperaciones de evaluaciones pendientes…

Teoría: negociación y estrés

Unos tendréis mucho éxito en los exámenes, y otros no tanto. Lo importante es analizar qué ha salido bien y qué ha fallado para hacerlo mejor la próxima vez. Os cito uno de mis capítulos preferidos de Inteligencia Emocional de Daniel Goleman.

EL OPTIMISMO: EL GRAN MOTIVADOR

Los americanos interesados en la natación abrigaban muchas esperanzas en Matt Biondi, un miembro del equipo olímpico de los Estados Unidos en 1988. Algunos periodistas deportivos llegaron a afirmar que era muy probable que Biondi igualara la hazaña realizada por Mark Spitz en 1972 de ganar siete medallas de oro. Pero Biondi terminó en un desalentador tercer puesto en la primera de las pruebas, los 200 metros libres, y en la siguiente carrera, los 100 metros mariposa, fue superado por otro nadador que hizo un esfuerzo extraordinario en el sprint final.

Los comentaristas deportivos llegaron a decir que aquellos fracasos desanimarían a Biondi, pero no habían contado con su reacción, una reacción que le llevó a ganar la medalla de oro en las cinco últimas pruebas. A quien no le sorprendió la respuesta de Biondi fue a Martin Seligman, un psicólogo de la Universidad de Pennsylvania que había estado valorando el grado de optimismo de Biondi aquel mismo año.

En un determinado experimento realizado con Seligman, el entrenador le dijo a Biondi que, en una de sus pruebas favoritas, había realizado un tiempo muy malo cuando lo cierto es que no fue así. Pero a pesar del aparente mal resultado, cuando se le invitó a descansar e intentarlo de nuevo, su marca —realmente muy buena— mejoró más todavía. No obstante, cuando otros miembros del equipo —cuyas puntuaciones en optimismo eran ciertamente bajas—, a quienes también se les dio un tiempo falso, lo intentaron por segunda vez, lo hicieron francamente peor.

El optimismo —al igual que la esperanza— significa tener una fuerte expectativa de que, en general, las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y de las frustraciones. Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, el optimismo es una actitud que impide caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Y al igual que ocurre con su prima hermana, la esperanza, el optimismo —siempre y cuando se trate de un optimismo realista (porque el optimismo ingenuo puede llegar a ser desastroso)— tiene sus beneficios.

Optimismo realista = ilusión + mucho, mucho trabajo y constancia…