Testimonio (sobrecogedor) opositora aprobada Andalucía

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Hoy me ha llegado el testimonio de una opositora que ha sacado plaza en Andalucía. Empezó a prepararse conmigo en enero de 2018…a menos de 6 meses del examen…y sus circunstancias eran (en sus propias palabras) muy «particulares».

Es humano que los opositores se quejen de lo «duro» que es opositar, y el esfuerzo que hacen…pero muchas veces no somos conscientes del esfuerzo que tienen que hacer otros  en situaciones mucho más complicadas que la nuestra.

Con mis opositores compartiré el testimonio íntegro, aquí algunos fragmentos:

Pensaba no escribir sobre mi experiencia porque  mi caso es muy especial y no creo que mis consejos puedan servirle al opositor “medio”.  Me he decidido a hacerlo por si hay alguna persona que se encuentre en una situación similar.
Empezaré comentando mi caso, porque solo si estás en una situación parecida pueden servirte mis consejos.
Me presenté a las oposiciones de 2010 (sin práctica) estudiando muchísimo (9 horas diarias) y con la preparación de XXXX (que no recomiendo) y no me llamaron de interina hasta 2014. En 2016 la enfermedad había avanzado mucho, estaba muy deprimida y me presenté solo para que no me echaran de la bolsa.
Padezco endometriosis profunda y adenomiosis, son dos enfermedades desconocidas pero invalidantes (si alguna opositora las padece le recomiendo la lectura del dossier sobre endometriosis de la doctora Miriam Al-Adib).Todas las semanas tenía que ir a urgencias una o dos veces por el dolor, tenía infrapeso, estaba deprimida… Así que cuando empezó el curso, mi última preocupación era prepararme las oposiciones, bastante tenía con lidiar con el dolor, el cansancio y el trabajo. 
En enero me dieron la baja porque había perdido demasiado peso y el dolor era tan insoportable que no podía estar de pie. La psiquiatra me recomendó que hiciera algo que considerara útil mientras estaba de baja. Y ahí empecé a prepararme estas oposiciones. El plan era que dado que pasaba muchas semanas en cama, no podía prepararme las oposiciones en un año sino que iba a necesitar varios y que tampoco podía realizar una preparación presencial,  la meta era 2020.

 

Soy una persona que necesita mucho orden, muy cuadriculada, así que intenté seguir un sistema de preparación ortodoxo como hice en 2009: horario de estudio, objetivos semanales, repasos programados… Pero era imposible porque los cuidados que precisaba no me lo permitían y no podía predecir las crisis  (psicoterapia una vez a la semana, fisioterapia una vez a la semana, muchas pruebas médicas, noches en urgencias). Me frustré, era imposible seguir un horario de estudio ni pretender que mi rendimiento fuera el mismo todas las semanas. Además mi estado físico empeoraba con lo que cada vez podía avanzar menos. Estuve a punto de dejarlo, aceptar que dada mi situación no podría sacarme las oposiciones nunca.

Entonces me planteé hacerlo al revés: intentar por todos los medios estar mejor físicamente, acudiendo a todas las terapias que pudieran ayudarme, dedicando el tiempo necesario a descansar y a alimentarme; y eso sí, el tiempo que sobrara dedicarlo a estudiar.
Semanalmente me hacía un horario en el que incluía todas las terapias y citas médicas  que debía hacer y el tiempo restante era para estudiar. Estas eran mis obligaciones: psicoterapia una vez a la semana, fisioterapia 3 veces a la semana, quiropráctica 2 veces a la semana, yoga 5 veces a la semana, pilates individual 2 veces a la semana, andar 20 minutos los días que podía, seguir una alimentación muy estricta que requiere mucha planificación y dormir 9 horas. En total las terapias varias me suponían 20 horas semanales porque vivo en un pueblo pequeño y tenía que desplazarme, me llevaban mis padres. A eso tenía que añadir la renovación de bajas, las pruebas médicas y otras consultas médicas que no eran semanales. 
Solo tenía una norma: todos los días tenía que hacer algo relacionado con las oposiciones aunque fueran 10 minutos. Había días que solo me releía medio tema, otros días pude estudiar 6 horas. Entre mis “trucos para estudiar” estaban estos
 
– Tenía una mochila con un estuche, lecturas y temas  y prácticas que ya había estudiado y que llevaba a todos los sitios. No podía concentrarme para estudiar fuera de casa pero sí para repasar, así que he repasado en los sitios más raros: en camas de hospital, en salas de espera, en el coche mientras mi padre conducía, en mi cama. 
– En mi casa nunca recogía la mesa de estudio, la dejaba ordenada pero con el tema o la práctica que estaba preparando, así si tenía 30 minutos solo tenía que sentarme.
– Antes de dejar de estudiar escribía en un post-it por dónde iba y qué era lo que tenía que hacer cuando me sentara. Así no perdía tiempo en centrarme.
– No seguí las recomendaciones de elegir los temas “estrella”, como mi objetivo era 2020, estaba deprimida y me costaba concentrarme, elegía las tareas que me resultaban más atractivas: temas que más me gustaban, prácticas de microeconomía, lecturas…
– Si no podía concentrarme, copiaba temas o hacía esquemas. Si no podía estar sentada, me llevaba la mochila a la cama y cuando estaba algo mejor leía temas ya estudiados.
De esta manera conseguí no frustrarme, cumplía mis compromisos con mi salud y la norma de estudio: mirar algo de las oposiciones todos los días. Poco a poco fui mejorando, aunque nunca he llegado a estar bien podía aguantar más sentada y aprovechar mejor el tiempo estudio. Además saber que no solo era una enferma sino que estaba haciendo algo productivo me motivaba. 
Salí muy contenta del examen, no iba a aprobar pero había cumplido mis objetivos con creces. Estuve varios días en cama porque con el jaleo del examen, no vivo en Andalucía, había perdido peso y estaba agotada y además el dolor fue a peor.
Aprobé por los pelos, un 5,2,  pero no estaba preparada para tener suerte y no tenía hecha la programación. Afortunadamente había pagado el mes de julio porque en la carrera de fondo que me había planteado, iba a hacer algunas unidades en agosto para tenerlas para 2020.  Y volví a plantearme el examen como una prueba de resistencia y de demostrar habilidades y no conocimientos. Y contra todo pronóstico, soy funcionaria en prácticas.
PD:
Y sacó más de un 8 en la didáctica…
La verdad es que es un sobrecogedor testimonio que te deja sin palabras y te hace replantearte muchas cosas sobre la oposición y sobre la vida.
Este año he tenido otra opositora que lamentablemente no ha podido presentarse….en la recta final de la oposición le detectaron un carcinoma en un pecho y tuvo que pasar por dos operaciones…y después la quimioterapia…pero a pesar de todo esto…. ya está mirando con optimismo a la convocatoria de 2020.

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