Estos días los de 1º de bachillerato están totalmente alterados con la organización del viaje de fin de curso (casi tan alterados como en el día de San Valentín que se reparten flores por el instituto).
Les pregunté cómo era su sistema de organización económica, y ellos mismos llegaron a la conclusión que estaban bajo un sistema de planificación centralizada con dosis de costumbre:
– El viaje lleva más de 20 años con destino Italia, en parte porque así lo establece la Dirección del centro y en parte la costumbre.
– La Dirección también establece que se vende lotería de navidad (de nuevo peso de la tradición), cómo se vende y cómo se reparte (lo que se recauda en total se reparte a partes iguales.
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Estuvimos debatiendo sobre esto y a muchos les parecía más eficiente que cada uno tuviese un fondo con la lotería que vende. Sin duda pensaron que se recaudaría más.
Al final cada uno acumula su ganancia y ya se notan los efectos desde el primer día al ver más alumnos ofreciéndolas a profesores.
Yo en principio les dije que les compraría una participación a cada uno (3 euros/0,50 de donativo), pero como hoy tienen examen, he establecido el siguiente sistema de incentivos: a los que saquen sobresaliente les compraré 3, a los que aprueben sin sobresaliente 2, y los que no aprueben una. Al final me parece que me va a costar caro el experimento, pero creo que merece la pena por lo que vamos a aprenden en clase analizando sus resultados.
