Muchas gracias a todos los que me han escrito señalando erratas ,mejoras o sugerencias.
Un agradecimiento especial a mis alumnos Cristián López Ramiréz y Lorenzo Gutierrez Díaz, gracias a sus esfuerzos en detectar y señalar errores, sus compañeros del próximo año tendrán un libro mucho mejor.
Entre todos, compartimos y mejoramos el conocimiento 🙂
Estos días ando liado con varios proyectos, cuando tenga algo de tiempo (espero que la última semana de junio) tengo pensado publicar una nueva versión revisada de los manuales de texto, sobre todo del de 2º de bachillerato de Economía de la Empresa.
Me hace mucha ilusión cada vez que un profesor o alumno me dice que está utilizando alguno de mis materiales en su clase. Cada vez me escriben más alumnos del Master de Profesorado y de los nuevos grados. Ayer mismo me enteraba que el libro de 1º de bachillerato era el libro de texto de Economía Política en la Universidad de Navarra.
No tenía ni la menor idea de que existieran estos colegios. Al parecer, los CMU (Colegios del Mundo Unido), tienen una metodología muy dinámica y participativa, obteniendo muy buenos resultados. El año pasado debí de ser de los últimos en enterarme de que existía el bachillerato internacional.
El artículo pone el dedo en la llaga de por qué se mantienen las clases magistrales en la universidad:
» Pero el verdadero problema quizá esté en la preparación de fondo, pues este tipo de enseñanza lo que de verdad requiere es una sólida base de conocimientos, una capacidad de responder a cuestiones imprevistas, una flexibilidad para interaccionar con el interlocutor sin saber cuál va a ser su próximo paso… Es mucho más fácil y más cómodo memorizar el temario y repetir año tras año las lecciones. Magistrales, claro está.»
No tiene desperdicio. Busca la eficiencia, potencia la utilización de materiales educativos digitales y establece límites al gasto por alumno y curso.
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El iPad chino
Estos días auguraba en Bilbao que en menos de un año habría tabletas a 50 €…lo que ya supondría el empujón definito al libro de texto digital (valor de un libro de texto tradicional = valor de una tableta)
«Los maestros y maestras educan, sus libros son, o eran en su tiempo, una ayuda. Igual que la Internet ahora. Desgraciadamente para Uds. en Internet hay recursos mucho mejores que sus unidades didácticas, “contenidos” que los maestros usan en sus actividades didácticas.
Finalmente, permítanme una reflexión final. Eso que están “buscando”, el libro de texto digital, no lo encuentran porque no existe. Y no existe porque quizá no tenga sentido en estos tiempos que vivimos. En la época en la que el acceso a la información era costoso y difícil, un libro de texto tenía mucho sentido: todo lo que merece ser sabido en el curso en un solo sitio, ordenadito y semidigerido. Gran ayuda para los docentes. Eso, hoy, en la era Internet, es sencillamente impensable. Pretender que paguemos esas cantidades por ello, más todavía. La administración y los ciudadanos no tragaremos si no nos ofrecen algo más. Quizá deban “repensarse” como empresas de servicios y dejar de verse como empresas que elaboran industrialmente un producto material, caro, idéntico, inflexible y, en demasiadas ocasiones, malo, para todos los estudiantes.
El problema es que los docentes que quieren libros de texto digitales son precisamente los menos innovadores y los menos comprometidos con el aprendizaje de sus alumnos (esto levantará algunas ampollas, pero alguien tiene que decirlo). Eso los padres lo descubrirán pronto, si no lo han descubierto ya. Del mismo modo que los centros que se niegan a usar los portátiles deberán dar explicaciones a las AMPAS. Y las escuelas que se aferren a los libros de texto teniendo toda la Internet a su disposición, posiblemente tengan pronto mala fama.»