Hoy doble página interior en El País dedicada a la inclusión de la Educación financiera en el currículo. En España recordaremos que en existe una PNL (Proposición No de Ley) de UPyD y otra del PP.
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Las crisis económicas han puesto el foco sobre un abanico de productos y transacciones financieras tan sofisticadas como desconocidas para el grueso de los ciudadanos. Escapan a su conocimiento y también a su comprensión. La complejidad de los entramados financieros y sus vaivenes han dejado a muchos ciudadanos impotentes, fuera de juego, en el mejor de los casos. En el peor, les convierte en víctimas endeudadas y hasta desahuciadas. Esa es una de las razones por las que en todo el mundo gana fuerza la idea de que la educación financiera se convierta en una asignatura obligatoria en la escuela primaria. En países como Reino Unido, los defensores de la educación financiera acaban de lograr que sus aspiraciones se conviertan en ley. En España, el debate cobra intensidad sin que se haya alcanzado nada remotamente cercano a un consenso.
Argumentan los defensores de la introducción de la educación financiera que hay que dotar a los pequeños ciudadanos de los conocimientos necesarios para ser capaces de tomar decisiones informadas y, sobre todo, de defenderse en un mundo financiero crecientemente agresivo. La idea, explican, es que los alumnos, antes de terminar el colegio, tengan los conocimientos básicos de finanzas personales y de derechos del consumidor. Dejar la educación financiera exclusivamente en manos de los padres, —argumentan— ha demostrado ser insuficiente, a juzgar por la proliferación de productos tóxicos. Si los padres se han dejado seducir por las hipotecas basura y las preferentes, difícilmente van a ser capaces de vacunar a sus hijos contra esos males, sostienen.
“El mundo de las finanzas es, para muchos ciudadanos, sobre todo los de mayor edad, una caja negra que cuesta entender y valorar”, piensa Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco. “Se ha abusado de la ignorancia de la mayoría de los ciudadanos en los asuntos financieros. Si la población adulta del futuro está más formada porque desde los 15 años se enfrenta al aprendizaje financiero, será más difícil que este abuso se repita”, añade De la Rica.
República Checa, Holanda, Australia, Nueva Zelanda, EE UU, Brasil o Canadá son algunos de los países que, junto a Reino Unido, han incluido la educación financiera en sus currículos. “Hemos identificado una clara tendencia mundial”, indica por teléfono desde París, Flore-Anne Messy, al frente del programa de alfabetismo financiero de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Explica también que las crisis han puesto de manifiesto que “en los países de la OCDE, los conocimientos ciudadanos necesarios para tomar decisiones adecuadas —sobre sistemas de salud, de pensiones o sobre la educación de los hijos— son insuficientes”.