No es ningún secreto que nuestra universidad está posicionada de forma mediocre en los rankings internacionales. En cambio nuestras escuelas de negocio figuran siempre en los primeros puestos de los diversos rankings.
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Expansión recogía este sábado algunas opiniones de expertos de cómo mejorar esta situación.
Es unánime la constatación de que nuestras escuelas de negocios están mucho más internacionalizadas que las universidades. Ángel Cabrera, antiguo decano del Instituto de Empresa, ha sido el primer europeo en presidir un centro de formación de ejecutivos estadounidense, Thunderbird, y en presidir una universidad de la primera potencia del mundo, la George Mason de Washington. Cabrera cree que hay otros motivos de fondo en los resultados internacionales tan diferentes entre nuestras escuelas de negocios y universidades: «Las primeras tienen muchos incentivos para mejorar y autonomía para actuar de manera independiente y competitiva, mientras que las universidades públicas no tienen ni lo uno ni lo otro. Los rectores y decanos no son nombrados y evaluados por órganos independientes de gobierno que puedan pedirles cuentas, sino que son elegidos por sus colegas. Las aportaciones presupuestarias públicas tienen poca relación con los resultados».
También desde una perspectiva ligada a Estados Unidos Richard Vaughan, texano de nacimiento, fundó en nuestro país una firma de formación en idiomas. Este empresario de éxito es aún más crítico con el modelo de gestión de nuestras universidades y con el sistema universitario: «En España lo público se gestiona mal y con criterios muy alejados de la eficiencia y la calidad; los gestores de las universidades públicas no son profesionales, sino cargos políticos o del mundo de la docencia; y la institución de la cátedra asegura la esclerosis, anula cualquier intento por dinamizar la educación superior y promueve el anquilosamiento de todo el sistema».
Factores
José Manuel Casado es el fundador de la consultora 2C, después de dirigir el negocio de recursos humanos de Accenture durante muchos años. Profesor distinguido de IE Business School y miembro del consejo asesor de ESCP Europe, cree que “quizá el elemento central es la conexión con el mundo empresarial. En las escuelas de negocios lo que no funciona desaparece, están más enfocadas a la empleabilidad de sus alumnos, son más globales y abiertas y se orientan hacia una formación emocional y relacional. Mientras, las universidades sólo se preocupan de lo racional y son más locales y endogámicas».
Para Casado hay cuatro factores que fundamentalmente diferencian el rendimiento de las escuelas de negocios y las universidades: el profesorado, más productivo en las primeras; la metodología, más participativa, aplicable y crítica en los centros de ejecutivos; el modelo de gestión, que desconecta a la universidad de la sociedad; y el propósito: «las primeras se orientan a generar competencias e investigación aplicada, mientras que las segundas sólo al conocimiento y muchas veces no aplicable».